miércoles, 16 de marzo de 2011

Las preguntas a papá

Mgter. Nelson Riquelme Pereira
Psicólogo y orientador en salud mental
“Tengo una pregunta, papá.”  Me dijo mi hija Gloria, mientras se acercaba corriendo hasta donde estaba.  Mi primera intención fue decirle que me dejara llegar a casa, que esperara un poco antes de atacarme con tantas preguntas.  Ya en otras ocasiones había cortado su asalto interrogativo, antes de la primera pregunta.  Sin embargo, esta vez me detuve un instante y le dije: “A ver, pregúntame.”  Y me preguntó, me preguntó, me preguntó hasta que se sintió satisfecha en su curiosidad.  Claro, yo no tenía todas las respuestas que ella buscaba, pero me dio las gracias y regresó a su juego contenta.

En los últimos años, he estado reflexionando sobre el hecho de que las preguntas son fundamentales para los niños.  Son una forma eficiente y directa para obtener las respuestas que requieren.  Las preguntas nacen de su intento de comprender el mundo que observan, de su sed de información y, hasta de su necesidad de contacto y comunicación con los demás, especialmente con los adultos.  Desde muy temprano, los niños comienzan a interrogar a sus interlocutores.  Para algunos padres, los terribles tres caracterizados por el no y el por qué son la cumbre de la actitud interrogativa de los niños.  A partir de allí deviene un proceso intenso que termina eliminando su conducta inquisitiva.  ¿Qué efecto tiene esto sobre el desarrollo de su personalidad y su pensamiento?

Eliminar la conducta cuestionadora de los niños puede tener un efecto directo sobre su desarrollo psicoafectivo y cognitivo .  Puede afectar su confianza en sí mismo, su tendencia exploratoria, su necesidad de saber y obtener información, limitar el desarrollo de sus habilidades intelectuales.  En la escuela, el niño que no pregunta no aclara sus ideas, tiene dificultades para manejar cuestionamientos y para encontrar respuestas, se convierte en un individuo pasivo y conformista.  De adultos, suelen tener dificultades de comunicación y sentir que las interrogantes son formas de agresión.

Las preguntas son la materia prima de todo proceso mental y son la base fundamental de la actitud creativa.  Nuestro cerebro se estimula con las interrogantes y nuestra actividad intelectual se orienta a la solución de cuestionamientos.  Todo lo que conforma nuestro pensamiento suele comenzar como una incógnita a la que buscamos respuestas; estas respuestas, a su vez, dan paso a otras preguntas, a hipótesis, a conclusiones, en fin, a ideas que pueden alimentar o no nuestro estilo de pensar.  Todos los individuos creativos sustentan su actividad heurística en un intenso proceso de auto-interrogatorio y consideran un arte hacerse las preguntas correctas.

Para que el niño aprenda de su actitud interrogativa usted puede seguir las sugerencias que se anotan a continuación:

  • Conteste las preguntas de los niños de manera clara, directa y sencilla.
  • Averigüe de dónde surgió la inquietud del niño.
  • Ofrézcale ideas y datos sobre lugares, libros y material donde pueda encontrar la respuesta que quiere.
  • Cuando no conozca la respuesta, invítelo a encontrar juntos solución a la interrogante.
  • Devuélvale la pregunta con la frase ¿tú que piensas?
  • Construya su respuesta tomando en cuenta lo que él le señala.
  • Ayúdelos a formular preguntas para entender las situaciones, las lecturas, etc.

Los padres y maestros pueden estimular el desarrollo intelectual de los niños fomentando su actitud interrogativa y orientándolos en la búsqueda de respuestas.  Para ello, hay que resistir la tentación de eliminar las preguntas de los niños, hacer a un lado la creencia de que tenemos que estar en lo correcto para poder responderles y aprender a disfrutar de sus interrogatorios como forma de comunicación.