domingo, 8 de mayo de 2011

DEL ARDILLISMO Y OTRAS ESPECIES Y ELEMENTOS DEL MUNDO LABORAL

ARDILLISMO: PERSONALIDAD Y CONDUCTA

Se califica de ardillismo a la persona que se afana en cosas fútiles, inútiles o sin sentido por periodos de tiempo prologados, sin producir resultado alguno o de la persona que aparenta estar trabajando u ocupado cuando  es, o puede ser, visto por figuras de autoridad o prestigio.  En este caso, la intención manifiesta es la de causar una impresión favorable en las figuras de autoridad, en menoscabo de las personas de trabajan realmente.

Las persona ardillista posee una personalidad entre histriónica y narcisista, ya que busca llamar la atención y se comporta teatralmente.  Sus maneras vivamente expresivas tienen como resultado establecer relaciones con facilidad, pero de un modo superficial. Las emociones a menudo aparecen exageradas, infantilizadas e ideadas para provocar la simpatía. Por lo común, sus comportamientos seductores a menudo encubren su dependencia de la aprobación y su búsqueda de protección.  En su faceta narcisista, los ardillistas  tienen un sentido de superioridad y una creencia exagerada en su propio valor o importancia, lo que los psiquiatras llaman “grandiosidad”, pueden ser extremadamente sensibles al fracaso, a la derrota o a la crítica y  pueden ponerse fácilmente rabiosos o gravemente deprimidos.

Por lo habitual, es desconsiderado, egoísta y su conducta suele crear problemas de interacción con sus compañeros, lo que los lleva a adoptar una actitud de victimas ante sus superiores jerárquicos y procurar vengarse de sus detractores.  Funcionan mal en los grupos de trabajo y con frecuencia son rencorosos, envidiosos y peligrosos. Esperan ser admirados y, con suelen sospechar que los otros los envidian.

EL GUABINISMO: FOBIA O JUEGA VIVO

El guabinismo se define como la cualidad de una persona de escabullirse o de escaparse a sus responsabilidades laborales, sociales y hasta familiares.  La persona guabinosa, como el pez que la denota, es difícil de atrapar, no se compromete fácilmente ni asume las responsabilidades inherentes a sus funciones o a su rol.

En algún sentido, la persona guabinosa exhibirá un comportamiento fóbico, si la conducta evasiva puede acompañarse de un aumento de la frecuencia cardíaca, sudor, temblor o estremecimiento, dificultad para respirar, sensación de atragantamiento, dolor o molestias en el tórax, malestar estomacal, sensación de mareo o desmayo, temor a perder el control o enloquecer, temor a morir, aturdimiento, escalofríos o calores súbitos.

En ausencia de estos síntomas, el guabinoso exhibirá tan sólo un descarado “juego vivo” dirigido a la evasión de sus responsabilidades o a salirse con las suyas por la vía del no hacer, hacer lo minimo o hacer lo que le da la gana.

EL  TORTUGUISMO:  VIRTUD O DEFECTO

El tortuguismo corresponde a la persona que se caracteriza por la lentitud y la pasividad con que afronta sus quehaceres y su vida.  El tortuguista es por definición una persona lenta, parsimoniosa y pasiva; cuyo temperamento flemático suele desperar a los familiares, compañeros y conocidos.

La persona tortuguista acude a la dilación de las cosas en un esfuerzo por asumir un precario control de su entorno, de su tiempo y de su conducta.  Cuando el ambiente le exige, el responde con su pasividad y cuando el tiempo apremia, responde con lentitud.  Aun cuando las cosas son para él mismo, tienden a procrastinar.

El tortugismo puede parecerse a la paciencia si implica soportar con ánimo sereno los males y los avatares de la vida, en cuyo caso será una virtud.  O puede ser un defecto si genera pasividad ante el sufrimiento, un no reaccionar o un simple aguantarse las cosas, aunque afecten la propia integridad o la integridad de otros.

El SOFOCOSO: HIPERACTIVIDAD O NECEDAD

El Socofoso es un individuo que no solo no tiene tranquilidad sino que no deja vivir tranquilos a los demás.  La persona sofocosa no tiene quietud por lo que causa ciertos malestares en las personas que le rodean.   En sentido figurado, la persona sofocante puede causar una repentina o transitoria sensación de calor que nace en el tórax y cuello, sube a la cara y posteriormente se distribuye por el resto del cuerpo, se acompaña de enrojecimiento y sudor, y muy a menudo va seguido de una sensación de frío. En ocasiones hay palpitaciones, ansiedad, sensación de presión en la cabeza y pecho, de ardor, de ahogo, náuseas, y dificultad para la concentración. 

Es decir, que la persona sofocosa puede causar una sensación de asfixia.  Usualmente, acaba con la paz y la tranquilidad de otras personas debido a su hiperactividad, caracterizada por actividad continua y sin objeto, corta capacidad de atención, mucha distractibilidad, mucha excitabilidad: emociones lábiles o fluctuantes (pasando del llanto a la risa en el espacio pocos de minutos), impulsos incontrolados, mala concentración, indiferencia al peligro y al dolor, poca respuesta a la recompensa o al castigo, destructibilidad; agresividad; mentiras, berrinches, constantes choques con cuanto le rodea propensión a los accidentes: torpeza, dificultad de percepción; problemas audiovisuales, irregularidad en la etapa de desarrollo, incapacidad de completar algo espontáneamente, necesidad de continuos recordatorios, incapacidad de ejecutar actividades coordinadas, socialización deficiente; falta de respeto hacia las necesidades o propiedades de los demás; incapacidad de hacer amigos, conducta conflictiva, necesidad de supervisión constante y, por lo general, son muy necios.

EL POCO ME IMPORTA: DESPRECIO Y “BURN OUT”

El “Poco me importa” es una persona que tiene una actitud de menosprecio intenso por las cosas, por su entorno y por las personas que le rodean.  Al “poco me importa” todo le da igual.  Se caracterizan por un desprecio profundo hacia las cosas que no son importantes para ellos o que no son su responsabilidad.  El “poco me importa” puede ser un sujeto que se ha cansado de pelear contra los molinos de viento y adopta esta postura defensivamente o, bien, ser una persona que no quiere compromisos con las cosas, con su entorno y con otras personas.  Este tipo de persona suele ser poco colaborador, poco comprometido y un tanto egoista.

En cualquier caso, el “poco me importa” sufre un “burn out” que es peligroso para sí mismo, para otras personas y para el trabajo en equipo, ya que sufre de agotamiento físico, moral, emocional y mental, causado por involucrarse en situaciones emocionalmente demandantes, durante un tiempo prolongado. En este caso, es un padecimiento que se trata terapeúticamente por medio de una reestructuración cognoscitiva que consiste primordialmente en revisar su filosofía de vida, determinando con claridad sus objetivos existenciales, ajustándolos a la realidad, a sus sueños y a sus posibilidades.