lunes, 10 de agosto de 2015

¿Existe el Embarazo Masculino?


Mgter. Nelson Riquelme Pereira
 

En la película de 1994, “Junior”, el actor Arnold Schwarzenegger por medio de un experimento científico se embaraza y tiene un bebé.  ¡Qué va!  Una perfecta locura, un sin sentido.  En términos reales, la noción de un hombre embarazado no puede suceder sencillamente porque los hombres no poseemos el equipo biológico necesario para la concepción.  Sin embargo, el embarazo masculino ocurre a través de reproducir en sí mismos los síntomas del embarazo femenino.
 
Los científicos han descubierto que un número significativo de hombres, cerca del 10%, padece los mismos o similares síntomas de sus parejas embarazadas.  Esto es que reflejan padecimientos como nauseas, vómitos, calambres, dolores de espalda, cansancio, presión arterial baja, ganancia de peso y algunos desajustes hormonales hasta problemas psicológicos y malestar emocional, incluyendo cambios en el estado de ánimo, y nerviosismo.  Este padecimiento ha recibido el nombre de Síndrome de Couvade y aunque no presenta causas médicas está siendo considerado como una condición psicológica importante.
 

En el plano psicológico los hombres que experimentan estos síntomas se sienten más tiernos y emocionalmente vulnerables o sensibles, pueden experimentar celos y sentimientos de abandono, e incluso preocupaciones por su estado de salud y las condiciones del embarazo.
 

Aunque no se conocen causas muchos psicólogos y psiquiatras consideran que el síndrome surge por la identificación psicológica profunda o implicación emocional y mental intensa entre el hombre y su pareja y se ha observado que ocurre con mayor frecuencia en los padres primerizos y en parejas que han tenido varias pérdidas o que han esperado tener hijos por mucho tiempo.  El padecimiento acompaña el periodo de gestación pues tiende a disminuir o desaparecer a los tres meses o con el nacimiento del bebé.
 

Hay varias explicaciones de esta condición y van desde la consideración de la psicología profunda acerca de que estos síntomas tienden a “somatizar la ansiedad, que reflejan la rivalidad del pseudo-hermano, la ambivalencia sobre la paternidad, la identificación con el feto o la envidia del parto” (H. Klein, 1991) hasta aquellas de corte más psicoantropológico que sugieren que estos síntomas son “el equivalente psicosomático de los rituales primitivos de la iniciación en la paternidad (investigadores de la Universidad de Pisa, 1994).  Todavía otras explicaciones sugieren la identificación del futuro padre con la mujer gestante como causa fundamental.
 

En todo caso, el padecimiento existe y su tratamiento está más en el camino del apoyo, la comunicación y el conocimiento, primero de que la condición es más común de lo que se cree y luego de que su tranquilidad, la comunicación con su pareja y la planificación temprana del embarazo y su evolución le darán la seguridad necesaria.  Se desprende un aprendizaje importante de esta condición y es que la paternidad se inicia mucho antes de que los niños nazcan y de que muchos padres se involucran mucho más en embarazo de sus parejas de lo que se cree.  En el plano del conocimiento, hay mucha información en Internet sobre este tema y su lectura contribuye a la tranquilidad de los futuros padres.

Este articulo lo publique en la Revista Mamá de Hoy o en la Revista Arrocha.  No recuerdo en cual.