Lic. Nelson Riquelme Pereira
Mgter en Orientación en Salud Mental
¿A qué edad debo comenzar a enseñarle disciplina a Gabrielito? Me preguntó Paola. ¿Qué edad tiene Gabrielito?, pregunte. Me contestó que tenía dos y medio años, al punto le indiqué que tenía dos años y medio de atraso en su educación disciplinaria.
Milagros Victoria |
La disciplina, en tanto educación para la vida, debe comenzar desde muy temprano en la vida del niño o niña. Incluso antes del nacimiento los padres pueden ir elaborando, entre sus sueños e ilusiones, los criterios disciplinarios que desean aplicar. Pueden comenzar reflexionando acerca de la educación disciplinaria que ellos mismos recibieron de sus padres y extrayendo de esta experiencia algunas ideas que puedan ser de utilidad.
Hay varias ventajas en establecer criterios disciplinarios desde temprano, entre otras:
· El niño percibe las reglas y principios como parte de su vida cotidiana.
· No hay momentos difíciles o traumáticos puesto que no hay transición desde una situación de indisciplina a una de disciplina.
· Se estable un adecuado nivel de comunicación, pues la disciplina está basada en la palabra y su significado.
· Al interiorizarse esta disciplina se logra que funcione aún en ausencia de los padres.
· El niño asume de manera creciente control sobre sus comportamientos y la satisfacción de sus necesidades, en un clima de seguridad y libertad.
· Se ejerce el derecho del niño de tener límites y de que el ambiente o entorno familiar se ajuste a ellos.
Sin embargo, cuando no sea posible comenzar desde el nacimiento, se puede comenzar en cualquier momento. Esto requerirá hacer algunos ajustes en la aplicación del programa, prepararse pacientemente para comenzar y analizar la situación presente para reconocer luego los cambios. Incluso, con mucha paciencia, se puede comenzar hasta en la adolescencia. En todo caso, es una responsabilidad y un compromiso de los padres y adultos responsables establecer la disciplina de los niños y niñas.
Lo que no debe ocurrir bajo ninguna circunstancia es dejar de enseñarles criterios disciplinarios a los niños y niñas. De hecho, los niños tienen derecho a recibir educación disciplinaria pues su carencia puede acarrearles problemas de interacción social, puede impedirles desarrollar objetivos personal y socialmente aceptables. Un niño carente de disciplina tendrá dificultades con los otros niños en la escuela o la comunidad, tendrá dificultades para tener amigos, puede sentirse rechazado por los demás, su estima personal puede verse afectada y recibir muchas notas disciplinarias de sus maestros, incluso puede verse envuelto en conflictos con la ley. Esto puede llevar al niño a un ciclo en el cual sienta que sólo es importante cuando logra hacer sentir a los demás tan mal como él se siente y a problemas cada vez mayores.
En conclusión, entre más temprano comienza más temprano cosechará los frutos de tener un hijo centrado, con autocontrol, feliz, sin los problemas y tensiones que la falta de disciplina impone en el clima familiar.
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