Nelson Riquelme Pereira
Mgter. en Orientación en Salud Mental
correo: rikelmeinfo@yahoo.com
Facebook: Nelson Riquelme Pereira
Un sábado al final de las vacaciones, llevaba a mi hija Gloria y a algunos de sus amigos al parque. Como adolescentes, alegres y bulliciosos, comentaban sus experiencias en los años que llevaban sin verse desde la escuela primaria. La conversación era muy variada y multicolor y cada uno pugnaba por contar la mejor anécdota. En un momento, la conversación recayó sobre su relación con los profesores. Alguien comentó cómo los profesores reaccionaban cuando un estudiante dudaba de sus planteamientos o cuando el estudiante tenía una idea diferente de la expresada por el docente e, incluso, si hacía varias preguntas. Contaron, con señas y tonos, como un profesor decía a un alumno “Aquí el único que sabe soy yo, usted no me va a decir a mí qué es o no importante en mi materia” o “Porqué hace tantas preguntas, acaso no entendió, ustedes nunca entienden, no prestan atención”.
En el constructivismo el papel del docente en concreto consiste en aceptar e impulsar la autonomía e iniciativa del alumno, usar la terminología cognitiva tal como: clasificar, analizar, predecir, crear, inferir, deducir, estimar, elaborar, pensar en la generación de ideas, investigar cerca de la comprensión de conceptos que tienen los estudiantes, desafiar la indagación haciendo preguntas que necesitan respuestas muy bien reflexionadas y desafiar también a que se hagan preguntas entre ellos, conocer con profundidad los problemas y características del aprendizaje operatorio de los alumnos y las etapas y estadios del desarrollo cognoscitivo general, promover una atmósfera de reciprocidad, de respeto y autoconfianza para el alumno, utilizar la "enseñanza indirecta", el planteamiento de problemas y de conflictos cognitivos, reducir su nivel de autoridad, para que el alumno no se sienta supeditado a lo que él dice cuando intente aprender o conocer alguna materia, respetar los errores y estrategias de conocimiento propias de los alumnos y no exigir la emisión simple de la "respuesta correcta", evitar el uso de la recompensa y el castigo, promover que los alumnos construyan sus propios valores morales y asumir una actitud exploración, descubrimiento y construcción paulatina una nueva manera de pensar en la enseñanza.
Por su parte, en el constructivismo el papel del alumno como protagonista de su propio aprendizaje consiste en construir estructuras a través de la interacción con su medio, con los otros y los procesos de aprendizaje, ser no sólo activos sino también actores, ser también diseñadores y productores de contenidos, estar animado a descubrir hechos de tipo físico; a cimentar o reconstruir los de naturaleza lógico-matemática; en el caso de los conocimientos sociales de tipo convencional a aprenderlos y los conocimientos de tipo social no convencional a apropiarlos o reconstruirlos por sus propios medios, verse como un sujeto que posee un nivel específico de desarrollo cognitivo y tener confianza en sus propias ideas, desarrollarlas y explorarlas por sí mismos, aprender a usar la materia prima y fuentes primarias de la información en conjunto con materiales físicos, interactivos y manipulables para producir conocimiento, asumir la libertad de tomar sus propias decisiones y aceptar los errores como constructivos.
Esta nueva concepción del rol del educador y del estudiante promovido por el constructivismo intenta, en palabras de Tomas Motos Teruel, hacer “emerger un nuevo paradigma educativo, comprensivo e interaccionista, sociocultural y criterio creativo para proporcionar a los hombres y a las mujeres de este nuevo milenio los instrumentos que les permitan poder navegar en las aguas incontrolables de la globalización”; es decir, preparar a los jóvenes para vivir en este mundo que, en definitiva, es más suyo que nuestro.
Este articulo apareció en la página de José Herrera http://eneltintero.jimdo.com/
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