Nelson Riquelme Pereira
sábado 4 de junio de 2011 - 12:00 a.m.
‘ Es que yo no sirvo para nada,
licenciado. Yo soy muy bruto’, me dijo Clemente como explicación a mi pregunta
sobre sus calificaciones....
Redacción digital
Es que yo no sirvo para
nada, licenciado. Yo soy muy bruto’, me dijo Clemente como explicación a mi
pregunta sobre sus calificaciones. Clemente, niño de nueve años, tenía varios
fracasos escolares y en el curso de las entrevistas de evaluación se hizo
manifiesto que también tenía un pobre concepto de sí mismo. Por tanto, entre
las recomendaciones que se hicieron a sus padres se les sugirió matricular a
Clemente en unas clases de afianzamiento académico y en un programa de
fortalecimiento de la autoestima.
La autoestima es la creencia que se tiene acerca de uno mismo, de las cualidades, destrezas y capacidades que adornan la propia personalidad y la manera particular de sentir y de pensar que tiene una persona y que constituye su imagen personal o autoimagen. En otras palabras, autoestima es la valoración que hace la persona de sí misma teniendo en cuenta las experiencias y las vivencias fundamentales de su vida que lo llevan a sentirse inteligente, capaz, a gusto con su apariencia o todo lo contrario.
Una buena autoestima, sentirse bien consigo mismo,
es fundamental para la realización del potencial individual y el crecimiento
personal de Clemente. Así, sintiéndose bien consigo mismo, teniendo buena
estima, las personas pueden enfrentarse a los problemas, pueden resolver mejor
los retos y asumir correctamente las responsabilidades que les depara la vida.
Una autoestima sana no previene de la ocurrencia de problemas, pero prepara
mejor para cuando estos se presentan.
Pero, ¿cómo se forma la autoestima? La estima
personal se desarrolla a lo largo de la vida, nutriéndose de las experiencias,
los sentimientos y los pensamientos de valía o incompetencia que la interacción
humana produzcan en el individuo. Poco a poco el niño va descubriendo sus
capacidades y su singularidad, conociendo que es aceptado por unas personas y
puede ser rechazado por otras y a partir de ‘estas experiencias tempranas de
aceptación y rechazo de los demás es cuando comienza a generar una idea sobre lo
que vale, por lo que vale o deja de valer’.
Lo importante acerca de la autoestima es como la
persona percibe e interioriza las nociones acerca de su valía o incompetencia
proferidas por otras personas. En tal sentido, la baja autoestima se produce
cuando, como resultado de la interacción con personas significativas o por la
propia experiencia, el sujeto se percibe a sí mismo como un individuo de poco
valor. En estos casos, la persona tiene una visión distorsionada de lo que es,
de su realidad, lo que lo puede llevar a ser extremadamente perfeccionista o
excesivamente negligente en sus acciones.
La persona con baja autoestima, como resultado de
la distorsión de su pensamiento, posee un diálogo interior inadecuado
caracterizado por generalizaciones de hechos aislados, descalificaciones o
ataques a sí mismo y pensamiento absolutista (todo o nada). También, se culpa
por todo lo que ocurre o culpa a otros, supone que todo lo que pasa tiene que
ver con él, cree erróneamente que puede plantear lo que las personas piensan o
sienten sobre él, que él debe asumir responsabilidad por lo que sucede a su
alrededor o bien que carece de control sobre lo que acontece y cuando hace algo
por los demás espera y exige retribución inmediata y plena de sus favores.
Además, suele plantearse a sí mismo que lo que él piensa y siente refleja la
verdad, es toda la verdad y es la única verdad posible. Si una persona quiere
cambiar o mejorar su autoestima, puede recurrir a las siguientes estrategias:
Puede procurar convertir los pensamientos
negativos en pensamientos positivos. Acostumbrarse a pensar positivamente en
las cosas, las situaciones y sobre las personas. Por ejemplo: cambiar los
pensamientos del tipo ‘No hago nada bien’, por pensamientos del tipo ‘Puedo
tener éxito cuando me propongo’.
- No hacer generalizaciones: tomar las experiencias negativas como episodios desafortunados y no como tendencias que no se pueden modificar.
- Ser conscientes de los logros y del esfuerzo, empeñándose en dar lo mejor de sí en cada situación o ante cada reto. Pensar que lo que vale es el esfuerzo que se hace para lograr las metas y los objetivos personales y sociales.
- No hacer comparaciones: pensar que todas las personas son únicas y valiosas; incluyéndolo a él.
- Confiar en sus destrezas, habilidades y en sí mismos y, por lo tanto, confiar en su capacidad de afrontar las exigencias de la vida.
- Aceptarse a sí mismos, mejorando lo que se pueda y teniendo una relación saludable con la realidad, consigo mismo y con las personas que le rodean.
- Atreverse a soñar, porque en la vida se obtiene lo que alguna vez se soñó y se atrevió a buscar con todas sus fuerzas.
El fortalecimiento de la autoestima es una tarea
que puede ser dirigida por los padres. Estos por medio de procesos de
comunicación efectiva, de valores bien pensados y de disciplina integral puede,
desde que los niños están pequeños, ir dirigiendo y moldeando la personalidad
de sus hijos.
*AUTOR DEL LIBRO EDUCACIÓN CON TERNURA.
Este articulo también es citado en http://www.pediatria7.com/autoestima-factor-clave-para-el-desarrollo-de-una-personalidad-sana/
Este articulo también es citado en http://www.pediatria7.com/autoestima-factor-clave-para-el-desarrollo-de-una-personalidad-sana/
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